
RÁQUIRA
BOYACÁ
Ráquira es un pueblo alfarero de Boyacá, muy tradicional y conocido por su histórica producción de materas, ollas, múcuras y alcancías, entre otros. Su arcilla terracota es extraída de montañas cercanas y durante mucho tiempo ha sostenido la industria de las piezas que se distribuyen y venden en muchas partes del país.
A pesar de que hay una gran industrialización en la producción de los talleres de Ráquira, la mayoría siguen siendo muy artesanales. Incluso una de las empresas más grandes como TODO RÁQUIRA, que exporta nacional e internacionalmente, tiene unas instalaciones y una operación muy manual.
A las afueras del pueblo, camino al desierto de La Candelaria, hay muchas chimeneas de hornos de carbón que indican la presencia de un centro alfarero. Buscando las chimeneas de la zona, conocí a Gloria Valero. Ella hace chimeneas de barro con una técnica muy parecida a la del velón de Juana Sánchez, con algunas diferencias y variaciones. Su arcilla es color arena cuando está cruda, y la mezcla con arena de la quebrada cercana, para darle mayor resistencia al choque térmico a sus piezas. Arma la base con el puño de la mano y luego empieza a enrollar las paredes gruesas entre sus manos. Para sus chimeneas, Gloria busca la arcilla y la arena de un lote cercano a su finca, y con su mula las acarrea hasta su casa. Por estar expuestos a fuego directo, estos hornos necesitan una buena cantidad de arena dentro de su mezcla arcillosa, para aguantar el choque térmico. Una máquina le ayuda a Gloria a mezclar muy bien su pasta.
Después de varios meses de producir suficientes chimeneas para llenar el horno, Gloria misma lo carga y lo prende. La quema con carbón mineral dura 30 horas aproximadamente y por experiencia, ella cree que alcanza más de 1000 grados pues no cuenta con una termocupla que controle la temperatura. Por su tamaño, más que un horno parece una catedral, un templo o un espacio sagrado de transformación. Lo construyó hace más de 30 años y sigue funcionando a la perfección.
Hace unas semanas volví a visitarla, y hoy sigo pensando en su fuerza, en su sonrisa cálida, en su sombrero de fieltro, en su horno templo y en que cuando sea grande quiero ser como ella.