Como en la humanidad, la riqueza de la arcilla reside en su diversidad. A medida que esta materia prima viaja por la capa terrestre del planeta, se mezcla y se fusiona con minerales y materia orgánica formando composiciones particulares que la hacen única. Estas interacciones determinan la identidad de cada cuerpo de arcilla. Para mi esto es un reflejo de cómo los seres vivos también nos configuramos a partir de experiencias compartidas. 

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Como artista y alfarera, me he sumergido en explorar las dinámicas de la arcilla, sus paisajes y seres vivos. Me intriga profundamente cómo estos elementos interactúan, se relacionan y coexisten. A lo largo de varios años, he visitado y compartido con distintas comunidades, aprendiendo de sus maneras de acercarse al oficio y al material. Su tradición y conocimiento están arraigados a la arcilla de cada lugar, en donde cada comunidad ha desarrollado una técnica y experticia que dialoga armoniosamente con su territorio. Esta experiencia ha alimentado mi pasión por construir vínculos, conectar y preservar los saberes colectivos. Creo que al igual que la arcilla, el conocimiento es un esfuerzo colaborativo, nutrido por experiencias e ideas compartidas. 

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En esta sección encuentras historias que he vivido en distintos territorios de Colombia, en compañía de la arcilla y sus gentes. Descubre cada historia de arcilla haciendo click en las estrellas del mapa.